Desde los primeros tiempos el cristianismo se implantó en Hispania, con especial fuerza en la región bética.
Dice la leyenda que los llamados 7 varones enviados por parte de los
apóstoles provocó el establecimiento de comunidades cristianas en todo el sur
peninsular con cabeza en la ciudad de Guadix.
De esta forma, y siendo MALACA jurídicamente una ciudad romana la Lex Flavia Malacitana,
decretada en el año 81 de nuestra era) de cierta importancia en el Imperio gracias a su
actividad comercial, hubiese sido extraño que no hubiera recibido la visita de esos grandes
varones o de sus enviados. |
||
Será en el Concilio de Elvira (303-313) cuando tengamos
constancia real y contrastada de la existencia de la diócesis de Málaga, siendo también de cierta preeminencia el número de
asistentes provenientes de ella, dejando con claridad la importancia de la ciudad de Málaga
y su área. Asistieron a dicho concilio el obispo San Patricio y tres presbíteros (de Teba,
Ronda la Vieja y Alhaurín el Grande), de un total de 19 obispos y 26 presbíteros (se constata
pues la existencia de comunidades regidas sólo por presbíteros e incluso por diáconos).
En conjunto, las comunidades cristianas vinculadas al Concilio de Granada son 37, Málaga pues era una diócesis muy bien estructurada. San Patricio ejerció su apostolado bajo el gobierno del tetrarca Maximiano y del emperador Diocleciano, y fue en estos tiempos cuando los cristianos sufrieron una dura persecución religiosa que causó gran número de mártires, entre los que destacan San Ciriaco y Santa Paula, patronos de Málaga, martirizados a orillas del rio Guadalmedina. |
||
Ciriaco y Paula, jóvenes pertenecientes a la floreciente comunidad cristiana hispanorromana existente en la ciudad y presidida por el Obispo San Patricio fueron apresados en el contexto de la décima persecución del emperador Diocleciano y Maximiano, y sometidos a dolorosos tormentos con el propósito de que renunciaran a su fe y adorasen a las divinidades paganas. Como no consiguieron tal propósito, el 18 de junio de 303 fueron condenados a muerte y lapidados, atados a sendos árboles, en el margen del río Guadalmedina en el lugar que actualmente conocemos como Paseo de Martiricos. Ocurrida la muerte, cayó un fuerte aguacero que impidió que sus cuerpos fuesen quemados, y sus hermanos cristianos los recogieron y procedieron a su sepultura. Desde entonces y hasta el siglo XI fueron venerados en la ciudad y en toda la Bética. Después de la conquista cristiana acaecida en el año 1487 y por la que la ciudad de Málaga fue recuperada para la fe que perduraba latente en estas tierras de por siempre cristianas, los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, consagraron una de las cuatro parroquias fundacionales a estos Santos Mártires y los designaron Patronos de la ciudad de Málaga en el año de1490, e incluyeron a Ciriaco y Paula en el Escudo de Armas en 1494, continuando hoy en día en él como símbolo de la ciudad. Es evidente que la relación de la ciudad con los Santos Ciriaco y Paula nunca se ha roto
y aunque nunca ha estado exenta de polémica la cuestión acerca de la procedencia de los jóvenes martirizados en las últimas persecuciones
contra los cristianos (algunos dicen que su origen es norteafricano, y que allí, en Cartago,
fueron condenados a muerte, y otros, mayoritariamente,
los hacen oriundos de la urbe malacitana), lo importante es que para la ciudad son suyos, ya sea por nacimiento
o por adopción, al igual que lo son gran parte de la población de esta hospitalaria ciudad,
que a lo largo de los tiempos han ido creando lo que hoy es la metrópolis. Ciriaco y Paula forman parte
de la historia, vida, y fidelidad de nuestra urbe. Lo que sí es cierto es que nada mas rescatados sus cuerpos del palmeral existente en el
cauce del Guadalmedina, fueron sepultados y venerados en una pequeña ermita construida en
los alrededores, y siendo conocidos como patronos de la ciudad de Málaga. A lo largo de los
siglos fueron reconocidos como tales en todos los martirologios de la cristiandad, contando
con fervorosa devoción en toda la región bética.
Junto con las iglesias de San Juan, San Yago y Santa María,
la iglesia de los Santos Mártires se mandó construir en 1487 para confortar las almas
de los recién llegados, cristianos venidos de la
conquista en su gran mayoría. Como el resto de iglesias se construyó dentro de las murallas
nazaríes y responde a un repartimiento de la ciudad en cuatro collaciones (territorio o barrio
que delimita una Parroquia o Iglesia).
La collación de los Mártires estaba situada, y en la
actualidad casi se mantiene intacta, junto a varias puertas de la ciudad: la Puerta Nueva, que
daba entrada a la "Calle de las Guardas", que tras la reconquista cristiana fue adjudicada por
los repartimientos a los escuderos de las guardas de los ejércitos de los Reyes Católicos;
justo en la zona norte la Puerta de San Buenaventura, en la calle que aún hoy conserva su
nombre, y que era la puerta que conectaba con el arrabal de Fontanella; y, por último, la
Puerta de Antequera, que constituía una de las salidas más importantes de la ciudad, se
situaba en mitad de la muralla que hoy circunda la calle carretería, que nace sobre el
foso de dicha muralla, y conectaba con la zona donde se situaría la ampliación de la
collación hacia el convento de San Luis el Real. |
Parroquia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula |